jueves, septiembre 28, 2006

Ya no hay poesía

Ya no hay poesía que alcance para tus ojos, las palabras no logran encerrar el misterio de tu mirada, ni mis manos logran captar la magia de tus silencios, no existe amor por mas grande que sea que logre cubrirte, ni pasión mas fogosa que logre darte calor

Hay que escribir un libro sobre tus tristezas y convertir en decreto tus alegrías, publicar en los diarios tus recuerdos felices y arrojar al pasado todas tus lagrimas, habría que declarar un día del año en tu honor, por que tu eres la respuesta correcta a todas las dudas, por que en vez de que tu vayas todos deberíamos llegar hacia ti, por que tu eres la tierra, por que tu eres la vida misma hecha mujer.

Ya no hay poesía

Ya no hay poesía que alcance para tus ojos, las palabras no logran encerrar el misterio de tu mirada, ni mis manos logran captar la magia de tus silencios, no existe amor por mas grande que sea que logre cubrirte, ni pasión mas fogosa que logre darte calor

Hay que escribir un libro sobre tus tristezas y convertir en decreto tus alegrías, publicar en los diarios tus recuerdos felices y arrojar al pasado todas tus lagrimas, habría que declarar un día del año en tu honor, por que tu eres la respuesta correcta a todas las dudas, por que en vez de que tu vayas todos deberíamos llegar hacia ti, por que tu eres la tierra, por que tu eres la vida misma hecha mujer.

Bolero

Qué vanidad imaginar
que puedo darte todo, el amor y la dicha,
itinerarios, música, juguetes.
Es cierto que es así:
todo lo mío te lo doy, es cierto,
pero todo lo mío no te basta
como a mí no me basta que me des
todo lo tuyo.

Por eso no seremos nunca
la pareja perfecta, la tarjeta postal,
si no somos capaces de aceptar
que sólo en la aritmética
el dos nace del uno más el uno.

Por ahí un papelito que
solamente dice:

Siempre fuiste mi espejo,
quiero decir que para verme tenía que mirarte.

Y este fragmento:

La lenta máquina del desamor
los engranajes del reflujo
los cuerpos que abandonan las almohadas
las sábanas los besos


y de pie ante el espejo interrogándose
cada uno a sí mismo
ya no mirándose entre ellos
ya no desnudos para el otro
ya no te amo,
mi amor.


J. Cortazar

En las paredes

En las paredes blancas de los cementerios he gritado ¡estoy muerto! y a pesar de que respire, las uñas en mis manos crezcan y pueda seguir con altura una platica se que esto que llevo no es vivir, se que una vida sin ti no es vida

A mitad de las comidas, en el trayecto de mi casa al trabajo, al encender un cigarro o al beber, siempre hay un instante para pensarte, para odiarte, para pelearme con tu recuerdo y para amarte.

Estoy muerto sin ti, soy un mediocre, un numero frió y necesito que me salves de la gente común, que revivas mi corazón inerte, los cementerios no son muy agradables amor. Este cielo es tan pobre sin ti, las montañas tan tristes y mi vida vacía.

Escribir en el agua


Voy a escribir en el agua que te amo, plantaré mis palabras en tu jardín para que veas como crece este amor que te tengo, prenderé fuego a las estrellas con todas las palabras de amor que me inspiras y dibujare al viento este sentimiento que me provocas,

Alguien un día leerá en el agua que te ame, y las piedras de los ríos le contarán al mar este sentimiento que me clavaste entre las costillas, el viento recogerá tu nombre de mis labios y arrastrara este secreto por la enorme noche estrellada

Hay que tatuarse tu sonrisa entre los días, mirar los diarios y ver tu nombre en los encabezados, hay que llenar los almacenes con tu sonrisa y mi refrigerador con tus palabras, hay que amarte a cada momento, sonreír por el hecho de que existas.

Tú lo llenas todo y siento que mi vida jamás será mejor que contigo.

martes, septiembre 05, 2006

Me tienes en tus manos

Me tienes en tus manos
y me lees lo mismo que un libro.
Sabes lo que yo ignoro
y me dices las cosas que no me digo.

Me aprendo en ti más que en mí mismo.
Eres como un milagro de todas horas,
como un dolor sin sitio.

Si no fueras mujer serías mi amigo.
A veces quiero hablarte de mujeres
que a un lado tuyo persigo.

Eres como el perdóny yo soy como tu hijo.
¡Qué buenos ojos tienes cuando estás conmigo!
¡Qué distante te haces y qué ausente
cuando a la soledad te sacrifico!

Dulce como tu nombre, como un higo,
me esperas en tu amor hasta que arribo.
Tú eres como mi casa,
eres como mi muerte, amor mío.





Jaime Sabines