Debo convencerme de no pensarte, debo cerrar los ojos y contar hasta diez diciéndome a mi que no existes, no existes. Lo hago y cierro mis ojos lo mas fuerte que puedo y mis manos las empuño con furia y quiero creer lo que digo, quiero que sea cierto que no mueves nada en mi, quiero pensar que no tienes una linda sonrisa, que tus ojos no son encantadores, que tus pisadas no son exactas y que tu voz no es melodiosa, me repito con fuerza que no eres mágica, debo de creerlo.
Pero al llegar al número seis me doy cuenta que me miento, y se que tu mirada no es una mirada más, hay algo dentro que me hechiza y me llama , en ese mar profundo de tus ojos mágicos creo escuchar cantos de sirenas y me es inevitable el pensarte.
Se que al llegar al número sieteseras mucho mas que dos o tres frivolidades físicas, quiero desamarrarme de muchas cosas, y te pienso, y se que eres un algo que no puedo atrapar, eres ese algo
que no se puede comprar, ni se puede merecer, eres como el crepúsculo que dura su tiempo exacto y que lo llena todo… y no puedo escapar de ti, no quisiera hacerlo.
Entonces nunca llego al octavo intento de pensar que no existes, y un silencio estupido me deja dos certezas plantadas en mi cabeza.
La primera es que existes y me resultas inevitablemente atractiva como un todo y la segunda certeza es que gracias a ti he olvidado como se cuenta hasta diez.
